Me fui a Santiago a ver a mi hijo, que estudia allí, un fin de semana "largo" El hotel es pequeño, nada lujoso, limpio, acogedor y sobre todo con un personal excelente, super amable y colaborador. Yo no pedía nada mas, ni nada menos. Originalmente tenia habitación en otro hotel de la cadena, pero no me gustó la habitación, ya que estaba pensada para peregrinos de paso. Pedí ayuda a Raúl en Recepción y me resolvió el problema buscándome una habitación en el Denike. Me puso en una habitación de la cuarta planta (ojo¡, ahí no llega el ascensor, se queda en la tercera). Pequeñita pero confortable y muy acogedora. El resto del personal con el que trate, lo mismo: amables, atentos y serviciales. Una gran experiencia.
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