Hotel Palacio Marqués de Arizón

Debo decir que el hotel Palacio de Arizón ha sido durante 4 años mi opción para hospedarme en Sanlúcar de Barrameda. Está muy bien situado, en plena avenida del Quinto Centenario, bastante céntrico, con la plaza del Cabildo (epicentro de la localidad) a poco menos de 5 minutos andando justo por la calle enfrente del hotel, o la misma distancia aproximada a la playa, por lo que su ubicación es muy buena. También tiene el plus de que el hotel cuenta con parking exterior gratuito, eso si, con plazas limitadas.. Para mí uno de sus puntos fuertes es su personal, al menos el de recepción, que son chicas muy amables y educadas, y siempre te atienden con una sonrisa y tratando de que la estancia sea lo más agradable posible. No obstante, con el personal de hostelería (al menos durante los desayunos), no tengo esa percepción, porque entiendo que sus labores no les permiten interactuar tanto con la clientela y en ciertas ocasiones las he llegado a ver un poco sobrepasadas por el trabajo de reponer, recoger y demás, pero eso no significa en absoluto que tenga mala opinión sobre ellas, todo lo contrario, mi respeto hacia su trabajo. En mis estancias, ya que soy cliente de la cadena, suelo desayunar en el hotel, y en éste debo decir que es bastante correcto; algo limitado para quien piense en la abundancia de un desayuno buffet, pero en mi opinión con los productos básicos para un buen desayuno, y de buena calidad. Sobre las instalaciones… bien, pero con algún matiz que es lo que va a hacer que no vuelvo a este hotel. A priori todo limpio, relativamente nuevo, y luminoso en las estancias en las que yo he estado; no obstante, en mi última visita del verano pasado, tuvimos un problema con la limpieza en nuestra habitación. Debo decir eso sí, que la habitación que solemos tener es bastante amplia, con buenos ventanales que aíslan del ruido de los vehículos que circulan por la avenida, bien climatizada, con un buen cuarto de baño, una TV grande, minibar, y una cama bastante cómoda, pero la limpieza el año pasado brilló por su ausencia. No “solemos” darle importancia excesiva, pero notamos que la limpieza por debajo de las camas no se hizo en 3 de los 4 días que pasamos en la habitación, y nos dimos cuenta de ello porque hubo un gurruño de papel durante 2 días (que tuvo que retirar una de las recepcionistas a las que dimos parte al 3er. día), y pelos en el desagüe del baño el día de nuestra llegada. Se dio parte en recepción en 2 días diferentes, y el día de nuestra marcha se volvió a comentar y curiosamente en ese momento se encontraba por allí la gobernanta y oyó la conversación. Creo que lo correcto hubiese sido tomar parte en la conversación y que como persona última responsable de la limpieza y de dichas empleadas debía haber dado la cara, pero “prefirió” evitar la situación y no interceder… Eso nos dio a entender de que la limpieza y el orden (al menos en nuestra habitación) es algo que se hace solo por encima y no a fondo. Además, yo personalmen