Hotel Cal Naudi

Se trata de un pequeño y acogedor hotel entre almendros, higueras y naranjos Lo que más sorprende al llegar es el silencio y la tranquilidad que se respiran. Hay una pequeña piscina que permite un remojón y un tiempo de relax. Además de la zona exterior tiene una sala de descanso con cómodos sofás y sillones y grandes ventanales desde donde contemplar el paisaje hasta el mar. Las habitaciones muy espaciosas y con una amplia terraza. El baño excepcional aunque no me gustó la mampara que permitía ver una parte (bañera y lavamanos) desde la habitación. Sirven unas excelentes cenas y desayuno completo cuando hace buen tiempo tomarlos en el comedor de la terraza es un placer. El precio no está mal considerando que es un cuatro estrellas. Lo peor es el camino hasta llegar desde la carretera pero vale la pena.

Hotel familiar. Habitaciones grandes con terraza y diseño moderno. Albornoz y zapatillas. Comida muy buena. Atención personalizada. Ubicación en plena montaña ideal para hacer senderismo y a 11 m en el cotxe de la playa. Dispone de piscina.

Pequeño hotel muy confortable en un pequeño pueblo Empordanés, entre Olivares i con una magnifica atención por parte de los dueños. Desayuno muy completo. Habitaciones amplias i supercomodas. Recomiendo la estancia y seguro que repetiremos

Gracias a Antonio por intentar hacer que la estancia en su hotel fuera lo mejor posible, y lo consiguió. En medio de la montaña, el silencio se apodera de la tranquilidad. Habitaciones grandes, y cómodas, pero quizás un poco de nueva decoración le vendría bien, pero la verdad son cosas secundarias. Es el lugar perfecto para descansar, desconectar, respirar, mirar hacia el horizonte para ver dónde acaba el mar escuchando a los pajaros y si tienes la suerte de ir con la personas que quieres, el lugar se convierte en el paraíso. Gracias a Dani y a la excelente cocinera por hacer tan estupenda los días que hemos pasado allí.

Un très bon hôtel au milieu des orangers avec une très belle piscine et au loin la mer. Chambre avec terrasse et vue sur la mer au loin. Calme absolu et accueil très agréable… Pour nous c’est un petit paradis. Le propriétaire est très chaleureux tout en restant discret : c’est parfait. Seul petit bémol : l’accès à l’hôtel est un petit peu délicat car la route est étroite et le fléchage pas toujours très apparent, mais c’est vraiment pour « pinailler ». Nous avons passé un excellent séjour, ne changez rien et gardez votre sourire….