Eco Hotel Nos

He de decir que este hotel a superado con creces las espectativas que esperabamos tanto las de mi mujer como las mias. Es un hotel pequeñito pero a su vez es bonito con grandes jardines, las habitaciones tambien son pequeñas pero muy acojedoras y agradables, limpias y bien equipadas, el baño es igualmente bonito y muy limpio. Ubicado en un lugar super tranquilo e ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza y aires gallegos. Mencionar sobre todo al personal del hotel. Cristina de recepción una chica super agradable y amena, da gusto tratar y hablar con ella, siempre está atenta a cualquier necesidad que pueda surgir y guiarte en algunas visitas que se pueden hacer por la zona. Lupe igualmente atenta y amena, tambien da gusto conversar con ella. Definitivamente cualquier persona del hotel con el que hables da gusto. A mi criterio un hotel para recomendar e ir a relajarse y disfrutar de tranquilidad y conocer los alrededores.

El hotel siempre ha estado bien, las habitaciones bonitas y la atención agradable. Sin embargo reservamos dos noches en las fechas en las que indicaba que el restaurante estaba abierto y al llegar nos dijeron que estaba cerrado hasta final de la época de verano. No recibimos aviso previo al reservar ni al confirmarnos la reserva, cuando lleva dos meses cerrado, que habría sido lo suyo ya que íbamos principalmente por eso.

La habitación es incómodamente pequeña (105), no hay casi espacio para moverse, menos para las maletas, tampoco hay espacio para colgar las toallas tras la ducha. El baño también es incómodo de lo pequeño que es, en la ducha no te puedes casi mover y el lavamanos, será de diseño, pero no te puedes lavar sin ponerlo todo perdido de agua. Como la habitación da al restaurante y a la rampa de entrada y salida del personal, por la noche se escucha como bajan el cubo de la basura por el suelo empedrado, y por la mañana, la apertura de la cancela y entrada de los proveedores también es molesta, además que el personal pasa por ahí hablando y fumando, llegando a la habitación. La limpieza es mejorable, tanto en la habitación como en el baño, además, todo el hotel tiene un olor de ambientador intenso bastante molesto. Lo mejor, el entorno del interior: jardines cuidados y una piscina muy bonita. Los desayunos también son muy buenos, excelente calidad de productos y el personal atento y agradable. Al ser un hotel pequeño, no tiene personal disponible en determinadas horas, por lo que si hay incidencias tienes que estar llamando, pero te atienden rápido, aunque para otros detalles es incomodo que no haya nadie. El restaurante muy bien, muy bonito y una calidad de la comida excelente, vinoteca, no pudimos comprobar el concepto, ya que solo estaba el restaurante y no había carta de vinos, tuvimos que preguntar. Pero no se encuentra abierto todas las noches, por lo que hay que buscar alternativas por la zona. En el hotel hay aparcamiento de sobra para las pocas habitaciones que tiene este alojamiento. En definitiva, hay mejores opciones en la zona

Celebramos la boda de nuestro hijo. Hemos disfrutado de cada momento y rincón del hotel. No tenemos más que palabras de agradecimiento a María, que estuvo pendiente de nosotros y de cada detalle. También a Diego, el chef, que interpretó a la perfección incluso platos versionados a pedido de los novios. Destacar también el servicio impeccable de todos los camareros, en especial de Adrian, que estuvo pendiente de todos nuestros invitados incluso preocupándose por aquellos que no hablaban español. En fin, una experiencia inolvidable que recordaremos gratamente. Gracias por todo

La casa preciosa!, el personal encantador!, el enclave especial!...nos quedamos con ganas de más. No llegamos a probar el restaurante porque íbamos a una boda. La copita por la noche en el bar una maravilla.

Estábamos por la zona buscando dónde comer, y gracias a la magia de Instagram, recordamos la buena pinta que tenía este Hotel. Tuvimos la gran suerte de llegar y tener mesa sin reserva anterior. El jardín es precioso al igual que el salón, toda la decoración muy cuidada y un ambiente muy tranquilo y de conexión total con la naturaleza; en esto también influye la gran atención de todo el personal, desde la explicación de todos los platos, las recomendaciones de vino y la preocupación en todo momento para que nos encontráramos a gusto. Pedimos fuera de carta un tartar de atún con guacamole y emulsión de algas, el cual estaba impresionante. Al igual que las croquetas de marisco y la lubina, con un sabor inmejorable. Finalizamos con un postre refrescante y Super sabroso, una tarta de queso esponjosa con una cobertura de mango y acompañada de helado de Bico de Xeado (espectacular!) Y no olvidemos la selección de panes. Por supuesto, para repetir y volver para cualquier ocasión!