Decidimos hacer la ruta de la cascada de Gorgollón. Al volver de la ruta (1hora y media) estábamos cansados y pensamos en comer aquí, sin duda, un gran acierto. Comimos una sartén de la casa, puchero de la casa (garbanzos con bacalao) y croquetas, y de postre tarta de queso y torrijas. Todo estaba delicioso. El camarero muy amable y atento, nos recomendó muy bien. Habían gatos y perros muy buenos fuera del restaurante, muy bonitos. Todo en conjunto estaba muy bien, y en la ruta nos mojamos un poco en el río y pudimos poner los zapatos mojados cerca de la chimenea y se secaron un poco. Gran relación calidad-precio y muy recomendable comer allí, volveríamos a ir.
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