Escribo esta reseña un año después de nuestra estancia tras haber visitado a la dueña, Begoña, para saludarla, pues los días que pasamos en casa pousadoira el verano de 2020 fueron inolvidables para todos. El lugar es magnífico, en una tranquila esquina lejos del bullicio de Miño pero relativamente cerca en coche para los que quieren ir a la playa. La casa decorada con sencillez pero buen gusto, y muy confortable. Todo muy limpio y ordenado. Desayuno y cena muy ricos, con productos excepcionales locales. Jardín idílico para disfrutar del placer de no hacer nada. Y Begoña, una anfitriona encantadora, siempre atenta y gran conversadora y cocinera. Experiencia única para repetir y vivamente recomendable.
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