Muy buena ubicación, en la periferia pero cerca del centro, con fácil aparcamiento en las inmediaciones. Para los que buscamos el entorno natural, un muy buen sitio. Distribución de la habitación un poco anárquica - sin mesitas de noche, ni mesa, con una fresquera vacía...-pero amplia y suficientemente cómoda. El detalle del café, fruta y bizcocho vespertino muy acertado. Lo peor el colchón, de muelles, bastante incómodo, y la escasa iluminación nocturna de los jardines del alojamiento, así como el acceso en coche a la puerta, con baches, en rampa y estrecho y en el que nadie está pendiente de si los inquilinos dejan el coche donde no deben. Hay que tener en cuenta de la ausencia constante de alguién en recepción - hay un teléfono de contacto-.
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