Hice la reserva de una habitación individual por 55€ con dos semanas de antelación. Cuando llego me han dado otra con dos camas, que ya me ofrecieron por email por 33€ y no acepté. Les digo lo que pasa, me dicen ”pues está todo lleno ”, y yo pregunto que para que sirve la reserva. Lo van a ver, que me vaya a comer mientras tanto. En la primera barra ni te miran, tienen a su clientela y pasan de ti. En el comedor de menú, preguntas y te dicen que te sientes, que ahora te atienden, pero no, resulta que tienes que esperarte ahí hasta que alguien de da la mesa, así que al entrar ya tengo regañina por parte de un camarero, que lo entendió y fue muy majo, y por una señora maleducada y mentirosa, que fue la que posteriormente me negaba el mensaje que me habían enviado, incluso después de enseñárselo. Tuvo la poca vergüenza de mentirme en toda la cara y se hacía la digna con que no le metiera prisa, que no me iba a devolver la diferencia de precio, y que tampoco me iba a devolver el importe completo (porque yo ahí ya no me iba a quedar). Y todavía tiene el atrevimiento de decirme que lo que pasa es que no quiero pagar. Desde luego, el nivel incompetencia y de cara dura no puede ser mayor. No llegué a tocar nada de la habitación, pero tenía pinta de pringosa. El menú, 14 euros, con un pescado crudo(ahí el camarero que me atendió, se portó). En definitiva, un auténtico desastre. Después de una hora conseguí que me devolvieran el dinero, y me alojé en el hotel Abadía de Santiago por menos precio y mucho mejor servicio y habitación. También la zona es más agradable. Mucha gente se ha acostumbrado a dar un servicio pésimo según quien seas, porque la mayoría de la gente traga. Yo no soy la mayoría de la gente, y detesto que me intenten timar, o que me quieran cobrar por un servicio que no ofrecen. No sólo no pude descansar como tenía planeado, antes de la cita que tenía, sino que me estuvieron mareando y cabreando hasta que por fin me pude largar de ahí. Espantosa experiencia.
Very Good
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